Por M. Loreto Figueroa, Tomás Guiñez y Rodrigo Vergara. de Museodeprensa.cl
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Nació el 23 de Junio de 1923 en Temuco, pero su familia se trasladó rápidamente a Santiago. Ya en sus años de escolar comenzó a explotar sus habilidades en oratoria y escritura, desempeñándose como redactor de críticas deportivas y orador oficial de su colegio, el San Pedro Nolasco. La muerte de su padre –de quien hereda el amor por la Unión Española- lo obligó a trabajar desde muy temprano, por lo que no pudo cursar una carrera universitaria. A pesar de esto, años después se le entrega el título de periodista en forma Honoris Causa por su larga trayectoria en la actividad.
Sus inicios como periodista y particularmente como locutor radial fueron una casualidad, ya que el 18 de Septiembre de 1945, cuando fue a buscar a un amigo que trabajaba en radio Prat, le ofrecieron hacerse cargo de un programa debido a la ausencia de su locutor y Martínez aceptó. Gracias al buen cometido en su debut radial, pocos días después lo llamaron para que trabajara oficialmente en la misma emisora, en el programa “Clínica Deportiva”. Desde entonces las ofertas de trabajo no pararon más. Durante los años siguientes ingreso al Diario la Hora, Las Últimas Noticias y la Radio Agricultura. Más adelante realizó espacios emblemáticos como “Deporte Total” en Radio Minería y “Tribuna Deportiva” en Radio Corporación.
“JM” –como empezó a firmar- comenzó a adoptar un estilo particular, bastante parecido tanto en prensa escrita como en radio; un estilo pausado con metáforas y sinonimias, con mucho adjetivo y exageración sobre todo al hablar.
El ’62 relató el mundial de fútbol realizado en Chile brillando en su cometido, lo que le valió su consolidación como figura pública. Fue durante este torneo que comenzó a llenar sus locuciones y columnas en la prensa escrita, de mensajes emotivos y valóricos sobre la selección chilena, emoción que se volvería muy representativa de él como periodista. De uno de los relatos de ese campeonato es su recordada frase ¡Justicia divina!, la que dijo producto del gol de Chile frente a la Unión Soviética. En 1966 llega como comentarista deportivo a Canal 13, donde hasta avanzada edad realizó el clásico comentario del fin de semana.
En 1970 recibe el Premio Nacional de Periodismo Deportivo. Su correctísimo uso del lenguaje no solo le otorgó un sello propio, sino que también le valió el Premio de la Academia Chilena de la Lengua. El comienzo de una larga lista de reconocimientos no era de extrañar, ya que además del talento en la escritura y oratoria, realizó un periodismo respetuoso, ya que – como el mismo decía- no quería insultar a nadie. Estas características lo llevaron a convertirse en un referente de opinión para el periodismo, pero fue más que un periodista, con los años también se convirtió en un personaje público muy querido.
Con una carrera consolidada gana en 1995 el Premio Nacional de Periodismo y en la década del 2000 agranda su palmarés con premios como el Amador Yarur (2000); otorgado por el Club Palestino, el Premio Raúl Prado Cavada (2001); por su aporte al periodismo deportivo, el premio a la Mejor Figura Televisa de ANATEL (2007), la Medalla de Oro a la Trayectoria (2007); entregado por el senado y el Premio Nacional de la Historia del Fútbol (2007). En esta misma década su salud comienza a deteriorarse producto de la diabetes y posteriormente de un cáncer de próstata que no le permitió seguir trabajando, por lo que en Mayo del 2007 realiza su última aparición en Canal 13.
Luego de más de 60 años de carrera periodística, muere el 2 de Enero del 2008 dejando un enorme legado en el periodismo deportivo chileno, ya que además logro crear escuela en el área. Es por eso que ese mismo año se le cambia legalmente el nombre al Estadio Nacional al que se le agrega Julio Martínez Prádanos, también se le otorga una calle en Independencia y se escriben dos libros sobre él; “La Selección de Julio Martínez”, de Edgardo Marín, que consta de una compilación de sus columnas sobre la selección chilena y “Justicia Divina: testimonios inéditos de la vida de Julio Martínez, JM”, de Patricio Gutiérrez.
Julio Martínez Prádanos según Julio Martínez Colina
“La gente joven se acuerda de sus últimos años, pero hay que pensar que él tuvo más de 60 años de carrera”. Su hijo describe que por ese tiempo el periodismo era de otro tipo. Había que escribir o expresarse bien por los diarios o la radio respectivamente y el estaba dotado de una capacidad que era según él, una de sus principales cualidades, con la cual podía interpretar perfectamente el sentir de la gente. “Describía muy bien lo que estaba pasando”.
Su personalidad se reflejaba en los medios. Tenía una visión positiva de la vida que pudo practicar. “Era de crítica fuerte, pero era respetado en ese sentido y temido a veces por los deportistas”. De una opinión con peso, no caía ni en la descalificación ni en el menosprecio de la persona. Era de una crítica justa, de la cual hay que tener capacidad para hacerla según dice el mismo hijo.
Con una vasta trayectoria de 62 años, no hay un peak que destacar, sino que por el contrario, “pueden haber varios. Sus comentarios lo hicieron cada vez más conocido, pero su primer peak viene con el mundial de 1962, cuando los relatos sobrepasaron las expectativas”.
Hasta la última de sus apariciones, se caracterizó en la interna por no usar pauta a la hora de transmitir. “Él llegaba, se sentaba cinco minutos antes del programa y el tenía todo en la mente. Le preguntaban cuando estaba en el maquillaje sobre que tema tocaría y el decía “lo estoy pensando”. Nadie sabía que iba a comentar y confiaban en el incluso en épocas donde había que decir antes que ibas a hablar”.
“Su legado al periodismo pasa por la entrega”, contextualizando sobre el momento en el que se iniciaba en esta área. También está por el lenguaje que utilizaba, lo que le valió uno le los premios más queridos de él. Tenía la ética que hoy falta. Valores fundamentales como el respeto. “Es una base en el periodismo, son valores que no cambian pese a que las épocas cambian. Cuando murió, en su funeral, la palabra que más se repitió para referirse a él, fue respeto”.
Frases célebres:
Así como su vida en el periodismo deportivo estuvo lleno de momentos gloriosos y de premios, también es recordado por sus frases que marcaron generaciones y que hasta el día de hoy se recuerdan con nostalgia.
- “¿Saben ustedes que es lo que hay en cada niño que sonríe? Un canto a la vida, un canto a la dicha, y un canto al amor. Muchas Gracias.”
Su más célebre frase, se dio en el inicio de la primera Teletón en 1978, cuando pasó a tomar el micrófono luego de la invitación de Don Francisco. Su frase es recordada por la emoción que demostró al finalizar su discurso y por sus sensibilidad para con los niños de la Teletón.
- “¡Justicia Divina! ¡Justicia Divina!”
Su segunda frase más recordada tuvo como contexto el mundial de fútbol, hecho en Chile en 1962. Ocurrió durante el partido de Chile contra la Unión Soviética, cuando Leonel Sánchez marcó el 1-0. Justicia Divina fue por un error cometido anteriormente del árbitro al no sancionar falta penal a favor de chile. Consiguiente vino el gol de Sánchez, por lo que Julio Martínez grita, ¡Justicia Divina!
- “Santa Laura ¡no! La Unión ¡no! No se toca eso. No se toca. Ni Santa Laura ni la Unión Española. Qué es eso que alguien quiere comprar, ¿quiere comprar a la Unión alguien? ¡Por favor! ¡Por favor!”
Esta frase, dicha en el noticiero de Canal 13, defendiendo fervientemente a la Unión Española, es recordada por los fanáticos del equipo, por su sensible e indiscutible apoyo al equipo de sus amores frente a la posibilidad de la venta del Estadio Santa Laura.
- “Hay muchos países donde nacer, cada cual tiene perfecto derecho a sentirse orgulloso de su tierra. ¡Pero por Dios que vale la pena haber nacido en esta!, en este Chile nuestro.”
Este comentario acerca de nuestro país, se enmarca nuevamente en un discurso hecho en la Teletón de 1979, la segunda realizada. En esta, da una opinión muy personal acerca de las bondades de nuestro país y de lo maravilloso que es haber nacido en estas tierras.
- “Yo no tuve suerte en el amor… pero cuando encontré una mujer, fue una mujer para toda la vida.”
Su frase, más personal, se refiere a su esposa y compañera de toda la vida, la que lo aguantó y respetó y la cual amó más que a nadie ni a nada. Sin duda, para él, su familia y su esposa, significaron su mayor orgullo.