RUSIA CONSTERNADA POR LA IDÍLICA RELACIÓN ENTRE UN TIGRE Y UNA CABRA QUE ACABÓ MAL
Timur se suponía que debía ser el alimento para el fiero felino Amur del parque animal de Primorski, pero el tigre no quiso y desde ese momento se inició una amistad entre ambos. Pero la historia que tenía emocionados a los rusos tuvo un radical cambio.
Viernes 29 de enero de 2016
por AFP
Publicado por: Ricardo Pérez V.
El tigre ruso Amur no pudo con su genio y de un zarpazo envió por los aires a la cabra Timur, poniendo fin a un insólito idilio de dos meses con el animal que tenía que haberse comido el mismo día en que lo conoció.
El incidente tuvo lugar el martes pasado en el parque animal de Primorski, cercano de Vladivostok (extremo oriente de Rusia) y la culpa es de la cabra, explicó Dmitri Mezentsev, director del parque.
"El comportamiento de Timur provocó la disputa: topaba con los cuernos a Amur y lo seguía por todos lados sin darle descanso", contó Mezentsev a la agencia TASS.
"En determinado momento el tigre no soportó más, agarró a la cabra por la crin y la lanzó por los aires lejos de él", agregó.
"Timur no se lastimó pero sufrió un choque violento porque no estaba acostumbrado a que el tigre reaccionara", comentó.
LA CORTA AMISTAD
Amur se había hecho famoso en diciembre cuando el parque de Primorski reveló que no había querido comerse a la cabra.
Muchos pensaron que el tigre estaba más loco que una cabra, pero, según Mezentsev, "Amur no quiso comerse a la cabra Timur porque ésta se mostró muy valiente y no sabía que debía tener miedo de un tigre".
A su vez, la cabra tomó a la fiera "por su jefe y le sigue por todas partes", pasando incluso varios días en el refugio construido para Amur sin que "ninguna agresión se haya constatado" por parte del tigre, comentaba Mezentsev en diciembre cuando dio a conocer la historia.
Amur, de tres años, caminaba siempre adelante, de manera majestuosa, durante estos paseos a través del bosque y sobre la abundante nieve del recinto, mientras Timur lo seguía paso a paso, bajo la mirada envidiosa de los otros tigres que viven en otro apartado separado por las vallas.
Cuando descansaban, el tigre y la cabra se tumbaban en la nieve uno junto a otro y durante largo rato se miraban o contemplaban el paisaje.
"Es una situación extraordinaria, increíble, fenomenal... ¡es de verdad! ¡Son amigos y son felices juntos!", decía entusiasmado Mezentsev, que hoy lamenta el fin de la historia.